sábado, 31 de diciembre de 2016

Marruecos fin de año 2016-2017

     

         



                                         Marruecos fin de año
                           
                             2016 / 2017


Con diez días de vacaciones, nos disponemos a dar un paseo de fin de año por Marruecos. La primera para mis chicas y la segunda para mí. La verdad es que tenía algo de miedo ya que la vez anterior que estuve, hace casi diez años, me resultó un país fantástico del que solo saqué buenas vibraciones y del que conservo un gran recuerdo, y el miedo era ese, que dicen que cuando repites algún lugar que tanto te ha gustado, suele decepcionar. Y la verdad es que no, he vuelto y hemos vuelto con ganas de repetir.





                    Barcelona - Almería - Melílla




De Barcelona a  Almería por la ruta más rápida, no hay mucho que ver ni que contar.
Antes de embarcar en el mismo puerto buen pescaito del sur.







Llegó la hora, empezamos viaje!




Toda una bodega para la moto. Pocas aglomeraciones estos días.



Mis temidos mareos, no hicieron acto de presencia, el mar estaba tranquilo y eso ayuda.









Llegamos a Melílla ya anocheciendo y aquí hicimos la primera parada y fonda.




                              Melílla- Fes



Salimos bien temprano del hotel para ir en busca de la frontera.



El paso algo caótico de gente cargada con grandes sacos en todas direcciones, griterío, discusiones entre policías aduaneros y conductores y los buscavidas ofreciendo ayuda para rellenar papeles, a mi me  ponen en situación y me hacen sentir a tope, en cambio a Alba le impactó todo aquello, hasta el punto que le costaba reaccionar. Mucha información para digerir en pocos minutos. Cuando pasas de un país rico a otro que lo es menos, se nota desde el mismo momento en que pasas la barrera. Y se pasa mas rápido de lo que se tarda en asimilar.




Fuera ya de la ciudad todo se vuelve mas apacible. Y empezamos a rodar por Marruecos!!




Llegamos a Fes a mediodía, una gran ciudad, donde solo en la antigua medina viven más de un millón de personas.



Foto de rigor.


Una vez en el hotel, descargamos la moto y nos cambiamos con la intención de visitar la medina. Desde allí mismo contratamos un guía, bajo petición mía, pero visto al ritmo que nos llevó y con los maps de los teléfonos de hoy, tengo que darle la razón a Alba en que es algo totalmente prescindible.



Al menos el guía nos hizo alguna foto.


Lugar de acceso restringido para infieles.



La famosa curtiduría de la medina, no recordaba un lugar donde oliera peor. Ahora a los delicados occidentales nos ofrecen una ramita de menta para engañar al olfato.



Y hablando de engañar...que no! Que es caro!!







                                                            Fes - Erfoud  


Amanece un limpio día en Fes.




Cargamos pilas y nos ponemos en marcha.



Al poco de salir ya vemos las montañas nevadas del Atlas por las que tendremos que cruzar.




Por suerte la carretera estaba bien limpia y rodar así con esos paisajes es un placer para los sentidos.
Pasamos por el parque nacional de Ifrane, y ahí tenemos una parada obligatoria para ver los monos salvajes.



 Y alguna cosa más en forma de souvenirs.



Demasiado grandes para cargarlos.
Seguimos disfrutando de un día frío, pero soleado.





Ya descendiendo el Atlas va desapareciendo la nieve y cambia el paisaje.




Y la temperatura.










Empiezan a aparecer las primeras palmeras y oasis.







Y se va acercando la hora de buscar un lugar donde pasar la noche.


Pero no va a ser aquí, muy bonito pero exageradamente caro. Aunque cuesta mucho saber cuanto, ya que antes de concretar el precio, somos invitados con gran amabilidad a tomar un té, y el precio ya lo discutimos después cuando seguramente os dé vergüenza decir que no tras tanta amabilidad. Por eso mejor negarse al té. Tampoco es fácil y hay que insistir y tener claro lo que quieres, sinó te llevas hasta la alfombra.


Conseguimos sonsacar el precio y era desorbitado, la tarde se iba acabando y no era plan de estar tomando té hasta las tantas.
En esta misma entrada mientras acabamos de decidir donde seguir buscando, apareció un tipo risueño en un gran todo terreno. Como bien se dio cuenta Alba los relaciones públicas, tienen dientes!!
Y nos ofrecía hospedaje muy cerca de allí. De donde sois? De Barcelona....Anda catalanes...Como mi mujer!! Creo que si hubiésemos sido del mismo Bilbao, su mujer sería Vasca.
Total, nos acabó llevando a sus dominios y nos ofrece una especie de cabaña que por no tener no tenía ni cristales, y estamos a finales de Diciembre. Y a pesar de la pose del ofendido relaciones públicas, lo descartamos amablemente y fuimos en busca de algo que estuviera a medio camino. Ni tan lujoso, ni tan cutre.



Ahora si, que la tarde se acaba y finalmente en las afueras de Erfoud dimos con el que sería nuestro hospedaje.



Donde a parte de muy buen rollo, nos dieron cobijo y cena.









                 Erfoud - Merzouga - Tinghir


Un buen desayuno y a proseguir camino. Lástima de piscina.




En primer lugar vamos hasta Merzouga a pisar un poco de arena del Sahara.




A la derecha de la foto la gran duna de Erg Chevi


Inacabables llanuras.



Merzouga totalmente abocada al turismo.





Ahí está! Hemos llegado al Sáhara!













Negocios?









Vista y pisada la arena ponemos rumbo Tinghir. Nos dejamos muchas cosas por ver y por hacer. Quizás para la próxima.






Parada para un descanso y un té en una haima de las que venden recuerdos y cosas varias.




Durante muchos kms., se ven esta especie de hormigueros gigantes, que no son otra cosa que pozos por los que se canalizaba el agua. Hoy en día están secos.



Se pueden ver por dentro.




 Y aquí un detallado croquis explicativo de su funcionamiento.







Con el té acabado y descansados seguimos ruta.
Llegamos a Tinghir a media tarde donde teníamos pensado hacer final de etapa, era muy temprano y continuamos dirección a las Gorges du Toudra  ya prestando atención a posibles hospedajes. Tras parar en un par de sitios y no encontrar alojamiento acabamos llegando a las gorgas. Unos alemanes que bajaban en dirección contraría nos confirmaron que la ruta por Agudal estaba con nieve helada y no era posible pasar.




Esa era una de las posibilidades que  ya estaban contempladas. La ruta deseada y optimista era esta que finalmente no pudimos hacer.



Una vez advertidos en las gorgas, decidimos retroceder a un pueblo que habíamos dejado atrás en pocos kms.
Y encontramos el modesto pero fantástico Hotel Valentine.




Con un buen té y la tranquilidad de un techo, recalcularíamos la ruta. Pero aún y con las advertencias, vamos a subir hasta Agudal a ver en primera persona si se puede o no pasar para acceder a Les Gorgues de Dades haciendo la ruta circular prevista.


El pasillo puede servir perfectamente de cocina.












                                                      Tinghir - Dades




Como ya se ve en el mapa no conseguimos hacer la ruta circular.
Salimos temprano, a tres grados y con un día frío pero radiante, en dirección Agudal. Esta vez las gorgas están desiertas, solo para nosotros.



 Empieza un suave pero mantenido ascenso.










Llegados a Agudal, efectivamente los locales nos informan que la carretera- camino está cerrada, ya que hay gran cantidad de nieve helada y caminos rotos por el invierno.
Aprovechamos para desayunar e intercambiar impresiones, mandarinas y piedras con los pequeños vecinos.
Aquí la verdad no hay muchas diversiones para los niños. Ni diversiones ni nada, y nada puede ser ropa, jabón o comida.
Su manera de pasar el rato y entretenerse era apedrear a un pobre burro flaco. Debía de estar en los huesos, más que por la falta de comida, porque no podía parar de correr si no quería ser lapidado.
Al ver que nos disponíamos a tomar un té y quizás alguna galleta, algunos de ellos se fueron acercando tímidamente hacia nosotros, sobre todo niñas, los chicos algo más desconfiados, pero más que de nosotros del chico del bar, que para que no nos molestaran los ahuyentaba a pedrada limpia ante nuestra mirada desaprobadora. Ahora corrían niños y burro todos juntos. Alba con los ojos como platos en una situación que aunque triste se me hizo cómica, por la naturalidad en que se desarrollaba.
Cuando el chaval del bar desaparecía, los niños volvían sigilosamente, y sin ser vistos,  pudimos compartir con ellos alguna mandarina y galleta.




A partir de aquí, media vuelta y a desandar camino.
Aunque remota, todavía quedaba una posibilidad de saltar hasta las gorges de Dades sin tener que volver a pasar por Tinghir. 
Un camino que teníamos marcado en el mapa .



Seguía teniendo el problema de la altura y si no la nieve, sus efectos en un camino que aquí no es prioritario. 
Llegados a Tamtetouch, tomamos el desvío de la pista y nos detenemos en ese cruce, donde hay unos ocho o diez hombres sin otra cosa aparente que hacer que tomar el sol. Y claro, les pregunto que como está el camino, si es posible hacerlo. Uno me dice que ni hablar, que esta muy mal y si nos caemos o hacemos daño, allí no nos va a poder auxiliar nadie. Dos o tres asienten tímidamente. Otro más sonriente dice que con esa moto no hay problema y parece que tiene una cuadrilla mayor de devotos, todos con mucho cachondeo. Yo mirando a uno y a otro, uno que si y otro que no y ya con dos grupos bien definidos. Ya habíamos quedado en un segundo plano, la cosa ya iba entre ellos, como a ver quien nos conseguía convencer. 
En principio los ganadores fueron los del si, ya que nos fuimos camino adentro.




Una pista buena y ancha, de momento prometía pero no las teníamos todas. 
En una parada apareció un obrero de una cantera que hay por allí, y lo escogimos como neutral.
El camino estaba tan bien en su principio porque era de uso habitual. Unos 20 kms. de camino bueno y otros 20 muy malos según él.





Dimos la vuelta finalmente desandando de nuevo el camino con dirección a Dades. No pudimos darle la victoria al grupo del "No" ya que al volver a pasar ya estaban dispersados. Los del "Sí" estarían cobrándose la apuesta a costa nuestra y sin tener razón.





Paradita para pic-nic


 Y vuelta a las gargantas, esta ya las conocemos bien.



Y ya por fin las famosas Gorges du Dades.






De vuelta hacia abajo, volvemos a pasar por las Gorges du dades y empezamos con la tarea de buscar alojamiento, con no muy buena suerte en principio.


Finalmente lo encontramos entre Dades y Quarzazate. A repasar rutas y descansar.



                                                     

                             Dades - Essauira




El primer punto de interés del día era Ait Ben Hadou, y llegamos sobre media mañana. Una buena hora para poder visitar una de las más famosas y mejor conservadas kasbahs. Donde se han rodado grandes pelis, como Laurence de Arabia o Gladiator por ejemplo.
Nos dejamos convencer para ir con un chaval de guía, algo otra vez totalmente prescindible.







Dentro en sus callejuelas está lleno de mercadillos.







Vista y visitada la kasbah, comemos alguna cosa  y vamos por unas destrozadas y fantásticas carreteras a recorrer algo así como la ruta de las kasbahs. Y resulta ser un tramo sencillamente espectacular.
Estas son algunas de las que encontramos por el camino.







Uno de los días más bonitos del viaje.



Tramos en obras




Estrechos...



 Solitarios...




Helados...



Hemos vuelto a cruzar el Atlas, por encima de los dos mil metros.





Así de bien hasta llegar a un cruce que nos une a la carretera principal, por la que llegaremos a Marrakech.



Una buena y rápida carretera de trazado sinuoso.


Cruzando Marrakech a última hora de la tarde y el último día del año, había que poner el modo macarra en ON , en medio de un tráfico caótico. La cosa estaba complicada y en alguna rotonda nos fue por los pelos de impactar con una pequeña moto.
No era un lugar prioritario en este viaje y cuanto antes lo cruzáramos, mejor.
El punto final del día no estaba claro y la hora empezaba a no ser buena. Buscamos alojamiento por Booking y acabamos cogiendo en Essauira a unos 200 kms., por lo que a parte de pesado se nos haría de noche, algo poco recomendable para circular por Marruecos. Algo que a poder ser hay que evitar, con todas las luces largas de cara, peatones, animales, carros, motos por arcén si es que lo hay y en cualquier dirección. Una experiencia muy estresante.
Llegamos al Riad Zarha . En la puerta donde nos reciben, Alba  tiene un lapsus y dice algo en catalán, y sorprendentemente el dueño del Riad continúa la conversación en nuestra lengua para sorpresa de dos agotados viajeros. Él es catalán también y su mujer francesa y ya llevan años instalados aquí.
Mientras hacemos el checkin preguntamos para cenar. Tiene vinos y cavas de la tierra. Pero por ser la noche que es, está todo reservado. No hay problema, cenaremos en el centro y luego nos invitan a brindar a media noche en el cambio de año.
Y la verdad no cenamos mal, un poco de pescado  fresco, una charla y se nos pasó el equinocio sin darnos cuenta. Llegamos de nuevo al Riad  casi a la una , pero todavía quedaba cava y fiesta.
Así despedimos el año, cansados, contentos y con la hora cambiada.



                                                               Essauira


Día de descanso en las playas de Essauira, primero del año dedicado a pasear por la playa y la medina, comer y disfrutar del lugar y su gente.
Desayuno en el fantástico riad.









Y a pasear por la playa hasta la hora de comer.










No todos tenemos el mismo estilo.





Viendo esto se abre el apetito.




En estas casetas de puestos de pescado y marisco fresco, nos dimos un buen homenaje. 








Y para bajar la comida un paseo por la medina, la más turística...













Y la más autentica, dedicada a la venta de productos más cotidianos.





 




              Essauira - El Yadida      




Con una tirada de poco menos de 300 kms. salimos tranquilos de nuestro día de descanso. esta será la tónica del día, ya que El Yadida solo es un punto intermedio para llegar a Tanger y como veríamos más tarde con muy poco interés.




Bordeando la costa atlántica, encontramos inmensas playas solitarias y decidimos parar en una para que dejara de serlo por un rato.






















Entre paradas y paraditas acabamos llegando a destino bien entrada la tarde. La portuaria ciudad de El Yadida es de esos lugares que a primera vista, nada mas entrar ya tienes ganas de irte. Seguro que tendrá rincones bonitos, pero no los vimos.





                                                 El Yadida - Málaga


Salida temprana de la ciudad. Por la mañana parece algo más bonita.



Subimos hacia Tanger por la vía más rápida y sin ningún punto concreto de llegada. 
Parada para comer en una moderna y vacía área de servicio, donde la comida y precios son igual de malos y caros que en la península. Excepto el pan, recién hecho y como siempre buenísimo.



Llegamos a buena hora a Tanger y fuimos directos al puerto a probar suerte para embarcar. 
Salen ferrys con bastante frecuencia y de varias compañías, por lo que no tuvimos problemas.
Lo difícil es escoger en cual embarcar, ya que entrados en la zona de venta de billetes, somos asaltados por diferentes trabajadores de estas navieras, cuyas vestimentas y acreditaciones se podrían confundir fácilmente con los agentes portuarios que haciendo señales nos dirigen hacia las taquillas de sus respectivas compañías.
Finalmente escogeremos barco en función de la hora de salida y del precio, el cual no solo se puede sino que se debe regatear.
En media hora salíamos hacia Tarifa, Pero antes había que pasar el control.


Otra vez en una bodega solitaria. 



Una vez en Tarifa damos una última mirada y nos despedimos de Marruecos. Hay muchas ganas de una cerveza y una buena tapa. El mejor lugar seguramente estaba nada más salir del ferry, pero las prisas por alejarme del puerto hicieron que tuviéramos que esperar hasta Estepona para volver a encontrar un lugar donde tapear a modo de merienda.


Allí buscamos alojamiento y lo encontramos un poco más arriba, en el centro de Málaga. Donde el ambiente y las luces navideñas lo invadían todo. Hasta ahora habíamos estado al margen de esto.








                        Málaga - Barcelona


Algo más de 1.000 kms. nos separan hasta casa. Por lo que hay que salir pronto y no entretenerse demasiado.
Enemigos de autopistas, lo hacemos todo por carreteras varias, algunas conocidas y otras muy conocidas. Como esta de Cuenca a Teruel . Aquí me gusta parar a fotografiar las motos. Y estas tres estuvieron por tierras marroquís.






En la zona de Teruel, para variar empezó a bajar mucho la temperatura a medida que el sol perdía fuerza. En una parada en Calanda para repostar Alba no reaccionaba, estaba en una especie de estado hipotérmico. Paramos un buen rato y entramos en calor con sendos cafés con leche y agua caliente que le traía el camarero para que se calentara las manos. En el estado en que entramos en un bar de machotes, era enternecedor ver al chaval del bar como la cuidaba y estaba por ella. 
Ya de noche, serian sobre las seis de la tarde, busqué hotel en la zona, pero ella se empeño en llegar a casa ese mismo día. Nos pusimos en marcha y pasado el calentamiento de la merienda y bordeando la ribera del Ebro, el frío y la humedad se hicieron duros de llevar, pero aunque tiritando conseguimos llegar la cálida ducha de casa.
Contentos y muy satisfechos de haber hecho este viaje y en estas fechas, donde nos ha acompañado un clima muy benigno. Las bajas temperaturas con sol se lleven mucho mejor y no nos ha faltado ni una cosa ni otra.
Para la próxima, más y mejor!






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