miércoles, 19 de julio de 2017

Balcanes 2017







             


 
Crónica contada a cuatro manos entre Alba y yo mismo. Excepto en la parte de Florencia, que tanto la narración como las visitas culturales yo no puedo más que dejarme llevar...




    Barcelona - Génova ( I )


Empezamos la aventura estival en el puerto de Barcelona. Cogemos la última salida de junio del Ferry que nos llevará hasta Génova. Esta vez nos evitaremos las aburridas autopistas y aprovecharemos para hacer noche en el barco y empezar descansados  la ruta desde la bella Italia. 



Embarcando con moteros venidos de todas partes de la península y otros que vuelven a casa.


El camarote...correcto.


En el billete incluimos la cena, pero es totalmente prescindible. Los platos a escoger son pocos y malos. Un bocadillo casero mucho mejor.


Fortuitos encuentros con viejos amigos.


¡Parece que esta vez no me mareo!





Salimos del barco con el entusiasmo de empezar el verdadero viaje. La adrenalina es la culpable de que a los pocos segundos de la señal de salida y aun estando muy retrasados en la pole, dejamos atrás a los demás compañeros de parrilla al más puro estilo de conducción italiano.


En un par de horas estábamos en Florencia. Descargamos la moto en un B&B y nos disponemos a absorber todo el arte que sea posible en un día.



Algunas calles cortadas nos complicaron un poco la llegada, pero otras ya te transportan a la dorada época de expansión romana.


Un corto paseo nos lleva hasta el centro religioso de la ciudad, la Plaza de la Catedral (Piazza del Duomo).  Las obras de la Catedral de Santa Maria del Fiore fueron obra de numerosos arquitectos de la época, sometidos a los caprichos de los diferentes monarcas y eruditos. La construcción del balcón en la base de la cúpula se llevó el premio al comentario sarcástico de  Miguel Ángel que definió como "una jaula de grillos".

Campanario de Giotto.






85 metros de torre.




La Piazza della Signora es un museo al aire libre: el Pallazio Vecchio,...



La copia del David de Miguel Ángel,...


Las estatuas de mármol Hércules y Caco,...


A la derecha, en la Loggia de la Signoria, Perseo con la cabeza de Medusa.


Es difícil concentrarse en el objetivo a visitar, la Galleria de los Uffizi, ya que a cada paso que damos, algo nos llama la atención. Y pensamos: "si nosotros que no tenemos ni idea de arte, estamos disfrutando tanto, para los eruditos esto tiene que ser el paraíso".


¡Llegamos! Obras de Tiziano, Caravaggio, Botticceli, Miguel Ángel y otros que descubriremos nos esperan.


La nariz más famosa de la historia, de  Piero della Francesca (1472).


El nacimiento de Venus, de Sandro Botticeli (1510).

La cabeza de Medusa, de Caravaggio (1597).



Vista del Ponte Vecchio desde el interior de la Galería, siguiente punto de visita.


Ya en el famoso "Puente viejo" nos encontramos con el Busto de Benvenuto Cellini, el artífice de la escultura de bronce de Perseo que habíamos visto en la Loggia de Segnoria antes de entrar en la Galeria Uffizi.


Cuando te paseas por Florencia, es fácil transportarse a épocas en las que genios conocidos y anónimos contribuyeron a dejar un legado artístico que otros contemplamos desde una absoluta ignorancia y un profundo respeto.






Atravesando las arcadas con el arco de triunfo, llamada Arcone, llegamos a la Piazza della Repubblica, centro antiguo de la ciudad donde se daban cita escritores como Dante para pasar la tarde discutiendo con otros intelectuales.

Por la maleta me conocerás...


Ecocidio típico de enamorados: dejar un candado en algún puente de Italia como símbolo de unión eterna y lanzar la llave al río, fastidiando a fauna y flora fluviales. Y no en este caso, pero en muchos otros afectando a la propia estructura del puente. Habrá más simbolismos románticos, digo yo.







Salimos de Florencia destino a Palmanova, pero nos desviamos un poco ya que hay curiosidad por el delta del Pó.




Un lugar tranquilo y poco explotado turísticamente, la verdad es que tampoco hay mucho que ver.


Aunque como en casi toda Italia no se come mal.


Hay que estar atento al poner la pata de cabra.



Esta es la vista del maps de la ciudad de Palmanova.



Un pie griego tomando plaza.



Paseo y cena por la ciudad que andaba metida en fiestas, como tantas otras por estas fechas veraniegas.


            Palmanova - Lubliana 290 kms. ( SLO )



Salida de la ciudad fortín por una de sus puertas.


Hoy tenemos un día radiante y una fantástica ruta por delante.








Un tocayo...





Por una estrecha y solitaria carretera  donde la vegetación se ha vuelto exuberante, llegamos a un pequeño paso fronterizo hoy en día en desuso.



Ya estamos en la verde Eslovenia!

Ciao Italia!! Nos vemos pronto!









Y  como no, tornattis por los Alpes Julianos.





Un pícnic caminero para reponer fuerzas y asimilar los bellos paisajes que regala este país.


Alpes al fin y al cabo!!




Ya en el parque nacional del Triglav.







Una ruta cortada...



Descanso y recálculo de nueva ruta.

Zona de osos...pobres osos.



Aquí desapareció el asfalto por bastantes kilómetros y aunque no vimos ningún oso, estaban muy presentes en nuestras cabezas.


Llegamos a Lubliana por la tarde y para dormir encontramos una especie de hostel en el extrarradio residencial. Lo curioso para nosotros fue que no tenía recepción y se gestionaba todo por teléfono. Desde la llave escondida en algún lugar de la entrada hasta la habitación. 
Luego nos encontraríamos esta situación en más ocasiones.
Por la mañana ya hay algún responsable para hacer el pertinente checkin y cobro.
Una típica, riquísima y económica cena pone broche a un gran día.


Por la mañana dejamos las cosas en el hostel y vamos a visitar el centro de la ciudad.














La fruta por el norte es tan bonita como insulsa.









Nos a gustado mucho, un agradable lugar para pasear relajados y disfrutando de su encanto.
Recoger un poco cargar moto y seguimos...


          Lubliana - Lago Plitvice 243 kms ( HR )


No tenemos muchos kilómetros hoy por lo que a pesar de salir casi a mediodía hacemos una parada para comer algo antes de abandonar este verde país.





Y ahora si, por otra estrecha y poco transitada carretera dejamos Eslovenia atrás, esta vez con algo más de control en la frontera.



Y ya estamos en Croacia.
Aquí cambiaremos moneda y actitud, por respeto a esas miradas duras que reflejan un terrible sufrimiento vivido.
Por la zona donde hemos entrado y a pesar de los años, todavía son evidentes las cicatrices de guerra en el territorio. Algo que en la turística zona costera no pasa.




Hacemos noche muy cerca de Plitvice, para poder visitar mañana con calma los lagos.

La cerveza mas pequeña es de tres cuartos de litro. Ahora sí!


Por la mañana, llegamos al parking y tras ponernos ropa cómoda y el set de turista, dejamos todo mas o menos atado.


Y empieza la visita por el parque nacional más grande y más antiguo de Croacia. Inscrito en la lista de patrimonio natural mundial de la UNESCO en el año 1979. Una de sus curiosidades reside en que las tobas están en constante proceso biodinámico, es decir, que el movimiento del agua sobre el tipo de roca calcárea del lugar hace que el parque esté en continua modificación natural. Por lo tanto, el parque que se visita cada vez no es el mismo debido a las barreras secas que van moldeando su hidrografía.
Si no se saben los tecnicismos, siempre se puede disfrutar de la mera biodiversidad y encanto de la naturaleza en estado puro.





La nuestra y la de centenares de turistas más.








Hay unos recorridos marcados y uno de ellos lleva a cruzar un lago en una pequeña embarcación.













Y la verdad es que a pesar de la masificación, es un lugar espectacular.
Algunos llegan reventados al final del paseo.

       Lago Plitvice - Sarajevo 420 kms. ( BHI )



Salimos a medio día de ver los lagos  y al poco rato ya estábamos en Bosnia y Herzegovina .



En este mismo lugar, justo al lado de esta bella bicicleta, había esta escultura de piedra con su huella bélica. Es toda una bofetada a sólo un leve movimiento de mirada.

Edificios de culto de religiones diferentes por todos lados: católicos, ortodoxos, musulmanes.





Aquí las cicatrices de guerra son todavía más evidentes. Y uno no puede dejar de pensar en todo el dolor que esta gente ha sufrido. No solo es visible en edificios. La mirada de la gente de cierta edad lo refleja duramente.

Llegamos a Sarajevo de noche y aunque servidor con algo de fiebre, no le hice ascos a una buena  carne en un asador argentino.

Por la mañana la fiebre era más molesta en un día caluroso, pero había que hacer la visita de rigor de la ciudad.







Paseo por el casco antiguo.













Aquí una muestra de cómo se puede transformar un objeto de muerte en uno de vida. Balas Vs. bolis.

Aunque todavía se dejan ver restos de la barbarie, en las calles principales la restauración ha avanzado rápido.




La codiciada Biblioteca de la ciudad.



La desgraciadamente conocida como la avenida de los francotiradores.

Es la vía por la que dejaremos atrás la ciudad cargada de historia y terribles recuerdos en busca de aires nuevos.


        Sarajevo - Rio Tara 205 km. (MNE)



Salimos de Bosnia y Herzegovina y nos adentramos en Montenegro.

Precioso país donde el río Tara hace de frontera natural y al que más o menos vamos a ir siguiendo hasta su gran cañón. 









Atravesando el parque Nacional de Durmitor.







Un lugar para perderse y disfrutar.



Con la tarde ya avanzada, llegamos al cañón del río Tara. Una gran altura y un puente que a poco que se observa su estado da algo de miedo permanecer encima.


El que esté en un cruce de caminos y alguna actividad de aventura como cruzar en tirolina, hace de este punto un lugar concurrido.

Buscamos un lugar cercano donde hacer noche y dimos con estas fantásticas cabañas.

En el mismo terreno donde ellos viven, algunos vecinos construyen estas cabañas proporcionando una ayuda a la economía familiar.
Y sobre todo, quieren que estés a gusto y que no pases hambre.
Un trato y un precio insuperable.


                Rio Tara - Kotor 375 kms.


Recorriendo las sinuosas carreteras montenegrinas nos perdemos por parques con estrechos caminos asfaltados... o no.

Una visita a un monasterio ortodoxo, donde los religiosos disfrutan con sus ritos, como besar el marco de la puerta antes de santiguarse.



Muy buenas cervezas por el lugar.





El Lago Skadar ofrece unas vistas espectaculares.



Un pequeño país sin desperdicio en cuanto a paisajes y carreteras. En estas tan estrechas el peligro son los veloces coches que vienen de frente. 
Una frenada de emergencia y esperando a escuchar el golpe que parecía inevitable. Se evitó, aunque la goma de mi rueda ya rozaba el parachoques, del mercedes que venía de frente ocupando toda la estrecha carretera.



Ya con el Adriático a la vista tenemos Kotor muy cerca. aunque le daremos una vuelta para ver la bahía desde lo alto y nos perderemos por carreteras  en las que lo único que se echa en falta son más horas de luz.



Viejas y rotas vías...

Ideal!


Ahí está la bahía de Kotor en pleno atardecer.






La ciudad bonita, muy turística pero con poco interés para mí. La bahía vista desde arriba mucho mejor.


       Kotor - Mostar - Livno 370 kms.(BIH)


Ponemos rumbo a Dubrovnik bordeando la bahía pero el intenso tráfico hacía otro punto demasiado turístico, hace que me canse y busque una vía de escape. Esta se quedará por descubrir.






Y vuelta a entrar en BIH, esta vez con algún problema en la frontera. Nuestra carta verde no sirve aquí. La primera vez  que cruzamos imagino que no nos la pedirían, pero ahora si queremos pasar hay que pagar un seguro por unos 30€, y claro, los pagamos por un boleto que en el peor de los casos, no creo que sirva de mucho.


La ruta se vuelve a ver modificada en este caso por los incendios.
La temperatura rondaba los 40º.

Llegamos a Mostar, otra ciudad donde las heridas de guerra todavía son bien visibles. En el casco viejo con su famoso puente todo está bien reconstruido y convertido en un mercadillo turístico.














Vuelta a los espacios abiertos.







Agradablemente perdidos por estos valles de carreteras a medio construir.


Llegaremos a Livno, un lugar anacrónico. Un hotel con aire soviético de inmensos espacios, donde te sientes pequeño. Todo es grande, muy grande, menos el precio.



       Livno - Split - Brestova 521 kms (HR)


     Rápidamente volvemos a entrar en Croacia con destino a la costa dalmata. 

Nuestra primera parada de hoy... Split.
La ciudad está construida aprovechando el Palacio del Emperador romano Diocleciano y es patrimonio de la humanidad. Eso significa... gente, mucha gente que descargan los inmensos buques de turistas.  Aquí la gracia es llegar temprano antes de que los barcos escupan al personal, o bien entrada la tarde cuando ya han embarcado. Pero no nos fue posible y pasamos a ser dos almas más en aquel mar de pieles quemadas por el sol.











Con el cupo de turisteo hecho, retomamos camino entre verdes bosques donde el aire corre más fresco y encontrar datos o wifi para buscar hotel es un reto.


Nuestro objetivo que es llegar a Brestovak para embarcar hacia la isla de Cres, no lo vamos a conseguir, hay mucha distancia para llegar a tiempo de coger el ferry.
Buscamos un lugar donde dormir en Rijeka, una ciudad mediana y con poco interés, pero a menos de una hora del punto de embarque.

A media mañana embarcamos hacia Cres en un viaje de una hora más o menos y billete muy económico.





En la isla tenemos intención de hacer dos noches, o sea, una jornada completa dedicada a pasear y a playa.










Aguas cristalinas y ambiente muy familiar en las playas de hormigón.


Con algunos erizos que le complicaron la mañana a Alba.






Pasada  la jornada de descanso volvemos hacia el norte de la isla para embarcar de nuevo.
Por la estrecha carretera se hacen grandes colas. Al cruzarse por ejemplo un autocar y una autocaravana, ya no pasan y se lían  buenas retenciones que con la moto más o menos vamos sorteando.


Lo que nos permite coger sitio en segunda vuelta en un ferry que se llena hasta la bandera.


No hace mucho que me deshice de mi Gs 100 y se me cae la baba al ver las abuelas.


                 Cres - Verona 386 kms. ( I )



Esta en concreto era tan veterana como su piloto y nos hicieron pasar un rato estupendo a su rueda, demostrando que la veteranía es un grado. Como corrían!!


Si, esto ya es Italia... y es hora de comer...


Es difícil comer mal aquí...


Ya caída la noche hemos llegado a Verona. Bonita ciudad y buenos manjares también.











Salida temprana del hospedaje. Hoy hay tirada larga y de pesadas vías rápidas para llegar a la costa azul francesa.


Así como Milán se rodea sin dificultad, el Gps nos ha hecho pasear por todo el centro de Turín. Lo que tampoco ha estado mal del todo,
una manera diferente de acercarse a una ciudad. Sin querer, sin molestar...sin parar!

















Una ciudad tan grande como bonita.


Y así poco a poco, llegamos a la costa azul, y tras escapar de algún sitio feo y encontrar alguno acorde a nuestro nivel adquisitivo, nos quedamos cerca de San Remo en un pequeño pueblo llamado Ospedaleti. 


Un baño en aguas turbias y playas de guijarros para rematar la tarde.





Y ya solo queda el último tramo para llegar a casa, no sin antes parar en una playa de las que nos gustan. En la costa Brava!

   






Y eso es todo...
Esperamos que te haya gustado.
Y si has aguantado hasta aquí, pues muchas gracias!!


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