domingo, 10 de marzo de 2019

Marruecos Fin de Año 2018



               Marruecos 2018/2019






Una vez más nos vamos a Marruecos para hacer el cambio de año. Salimos el 28 de diciembre bien temprano desde Barcelona


Una madrugada fría, vamos con buena ropa para la ocasión y puños calefactables hasta para las agarraderas de atrás. Un invento que ha resultado ser muy útil. Son unos puños calefactables de velcro, que he colocado en las asas del copiloto y este controla mediante una tecla que tiene a mano.
A priori el vecino país es un sitio cálido, pero en esta época del año también puede hacer mucho frío, sobre todo en las cimas del Atlas que pretendíamos atravesar de nuevo.
Hace un par de años la nieve nos impidió hacer una de las rutas que teníamos planeadas y para éste viaje las previsiones se auguraban mejores.
Por la vía rápida llegamos hasta Castellón donde paramos a desayunar. 
El día continuaba frío y hasta que no entramos en la provincia de Jaén el sol no hizo acto de presencia. Así la entrada a tierras andaluzas fue cálida como la acogida de nuestros amigos en Martos. A ellos les agradecemos su generosa hospitalidad y compañía. Familia Gordo, siempre en nuestros corazones.
Esa misma noche cogemos los billetes del Ferry que a la mañana siguiente nos llevaría hasta África.
Nuestro barco salía a las nueve, por lo que a las seis de la mañana  del parquin de nuestros anfitriones salen dos motos, la nuestra y la de Antonio con su hijo Izan que no querían perder la ocasión para acompañarnos y rodar juntos hasta Algeciras



Llegados a puerto, nos sobra tiempo para desayunar antes de embarcar. El día amenazaba con lluvia. Nos despedimos y embarcamos.




Nuestro puerto de destino es Tánger Med, más dedicado a las mercancías que a los pasajeros. Por un error en los pasaportes con el número de inscripción que nos sellaron en el barco, todos los no residentes estuvimos dos horas en la aduana para superar los problemas burocráticos.



Cuando por fin salimos ya es media tarde, pero ya estamos en ruta hacia Chefchaouen y el día ha mejorado. 




Pese a que compramos una tarjeta de teléfono en el puerto de Tánger, no nos sirve para encontrar alojamiento, ya que tenemos problemas con la configuración. Lo mejor es comprarla en cualquier establecimiento donde amablemente te la configuran. 
Llegamos a destino de noche, cansados y sin lugar para dormir, así que empieza nuestra peregrinación por diferentes hoteles, cuartos y cuartuchos. Todo está lleno ya que el lugar es excesivamente turístico. Finalmente en la medina, encontramos una habitación para dormir sin sábanas, ni calefacción, ni toallas ni papel de higiénico...Eso sí, con unos cuantos viajes a recepción solucionamos la mayoría de carencias.



Cenamos nuestro primer tagin y cous cous en un lugar bastante frío, pero era lo mejor que encontramos después de pasear un rato por el concurrido pueblecito azul.



Primer día de transición superado. Paseíto matutino, desayuno y gas.






Nuestra ruta pasa por Volubilis, antigua ciudad romana fundada por cartagineses en el siglo II a.C. Antes de llegar compramos otra tarjeta de otro operador y esta vez el chico de la tienda no solo nos la configura sino que nos echamos unas risas comprobando que a veces es mejor un bajo nivel de francés que un alto de inglés.



La entrada a la ciudad imperial nos cuesta 70 Dirhams por cabeza (14 euros en total).  Un dinero bien invertido. 




Paseamos entre mosaicos bien conservados...


Restos de templos dedicados a diferentes deidades... Este es de Juno.




Un arco del triunfo en buen estado.


Las típicas termas...


Y después de una amena visita de poco más de una hora, el sol nos recuerda que tenemos que proseguir.


Antes de salir tomamos un té con cuatro almendras y cogemos un Riad en Meknés. Llegar no fue nada fácil, ya que estaba en la medina y sobre mapa parecía que podíamos acceder con la moto. Sin darnos cuenta, las calles se fuerón estrechando y nos encontramos entre mercaderes y transeúntes en medio de la medina. Dimos la vuelta  y volvimos a perdernos, finalmente encontramos la dirección y aparcamos en una plaza cercana, donde por dos dirhams la moto dormiría vigilada.
El Riad a buen precio era muy bonito, y aunque no faltaba detalle, empezamos a asumir que la calefacción escaseaba. 
Una cenita caliente y a dormir.




Por la mañana, desde la terraza de la habitación el día clareaba así de estupendo.


Tras la Bab Mansour (la puerta más grande de Marruecos y África del Norte) estaba nuestra fiel compañera.


Siguiente destino: Agoudal.



 Por el camino ya nos hemos acostumbrado a ver escenas donde se optimizan los recursos al máximo.


A los puestos de tagin.


Nuestra particular hora del té, es en la que aprovechamos para comer un pequeño bocadillo, algo de fruta y un té. Nos funciona bien llevar en la maleta algo de avituallamiento. Latas de conserva, pan de cereales y frutos secos. La fruta la encontramos por el camino. 


 maʿa s-salāma  مع السلامة




Día 31 de diciembre de 2018 llegada a Agoudal.


Aquí pasaríamos nuestro particular fin de año, debajo de un espectacular cielo estrellado y una noche gélida, donde llegaríamos a la once grados bajo cero, quemando toda la leña que nos dieron y alguna más que no nos querían dar...


A las diez de la mañana del nuevo año la temperatura se había recuperado un poco y era el momento de partir.


Eso si, un día espléndido y sin nieve.


Hace dos años nos quedamos con las ganas de hacer esta pista, la nieve lo hizo imposible.


 Esta vez sí y por lo que la noche anterior ya dejamos la moto lista y preparada para rodar fuera del asfalto. Algo pasó al bajar presiones, seguramente se enganchó el obús de la válvula y la rueda estaba completamente deshinchada en la fría mañana.


Nada que no se pueda solucionar fácilmente con un pequeño compresor portátil.



Por fin pudimos hacer este tramo, en el que disfrutamos de las vistas y el solitario entorno.


 



Hasta las famosas gorgas de Dades.



Antes de llegar a Dades, tomamos un desvío que nos tiene que llevar al Vallée des roses por otra pista algo mas estropeada y transitada que la que acabamos de hacer. Una recomendación de unos chicos que conocimos ayer.



Una divertida pista, pero con muchísimo tráfico de guías locales llevando y trayendo turistas.




En la meseta del valle hicimos estos amiguetes.


El chaval de la bici, sin cadena ni frenos y ruedas deshinchadas, quedó encantado cuando le puede apretar el manillar suelto con una flamante llave allen.
Llegamos a Quarzazate donde haremos noche.



Por la mañana ponemos rumbo a Zagora. Tenemos intención de hacer alguna pista hasta Merzouga o Rissani.
En dos años que hace que pasamos, han construido rápida carretera hasta Zagora, en ocasiones se ve el antiguo trazado todavía, mucho más bonito, pero sin duda mucho más lento también. Hay que facilitarnos el acceso a los turistas a esa gran fuente de ingresos que es el parque temático del desierto. Hoteles, restaurantes, tiendas de todo tipo de souvenirs, alquileres de vehículos. Mucho trabajo e ingresos. 
Por el camino a lo lejos, un coche en el arcén pide ayuda, a mi todavía me queda el amargo recuerdo de años atrás en que en una situación similar, paramos mi compañero y yo. En ambas ocasiones nos dieron una nota manuscrita, para dejarla en algún lugar que nos pillaba de paso y así los vendrían a rescatar. Años atrás no entregamos la nota ya que finalmente no nos pilló tan de paso. Eso siempre ha pesado sobre mi consciencia. En esta ocasión era la misma situación...familia en el arcén y una nota manuscrita en árabe para entregar en la próxima población. La diferencia es que ahora todos llevamos teléfonos incluso les ofrecía llamar desde el mío, pero no, teníamos que entregar ese papel para que avisaran al mecánico. Dimos con el lugar y entregamos la nota. En agradecimiento, nos invitaron a un té y a entrar en su tienda a comprar algo. Entre risas y cachondeo por haber caído como dos pardillos, pude liberar el peso de mi culpa de años pasados.




Pasado Zagora, tomamos un desvío para salirnos del asfalto y hacer unos kilómetros por una pista a priori no muy complicada.


Nada mas salir nos tomamos un tiempo para comer algo y bajar presiones.



La pista parece bastante concurrida y vemos pasar algunos grupos de 4x4 levantando polvo, lo cuál es malo si vas detrás pero bueno si vienen de frente ya que se ven con mucha antelación.


A ver cómo se nos da la arena cargados hasta las trancas.


Empezamos con un camino bastante compactado donde nos vamos encontrando algún que otro paso de arena que grácilmente pasamos sin más complicación que el estar atento mientras Alba va tomando fotos.


A medida que avanzamos el camino va cediendo paso, cada vez más a la arena.  La moto zigzaguea con escaso control. Un susto...gasss, otro susto....más gasss, que nos caemos, que sí ..que no...gassss. Libramos unas cuantas por suerte o por perícia. Debíamos rondar los cuatrocientos kilos en orden de marcha y esto cansa. Aún así mi copiloto sigue sacando fotos y dándome coraje mientras se ríe de la situación. Finalmente como no podía ser de otra forma hay una que no salvamos y nos vamos al suelo. Quedamos con los pies atrapados entre la moto y la arena, que sacamos sin más consecuencias que un bollo de recuerdo en una maleta.


Una vez levantada y las fotos de rigor, pasó un paisano con un ciclomotor y aunque también zigzaguea se defiende bastante mejor que yo. Lo sigo y me enseña que cuando la pista principal se pone muy chunga, es mejor salirse. Así lo hicimos durante un rato. Pero si por pista se ponía complicado, fuera de ella la rueda trasera se hundía con facilidad. Quedaba poco tiempo de luz y acabamos dando la vuelta y dejar este tramo para otra ocasión.





De vuelta al asfalto ponemos rumbo a Rissani donde hoy sí, nos alojaremos por todo lo alto.


Llegamos cansados y tarde, por lo que una cálida acogida y una buena cena fue nuestro premio.
 

Quedamos muy contentos con las instalaciones, comida y personal de la kasbah. Lástima no poder aprovechar la piscina.



Siguiente objetivo: Prisión portuguesa. Para llegar, una pista sin mucha dificultad, con algo de arena. 




Una vez allí dejamos la moto en la entrada, aunque la foto aventurera esté arriba. Un par de cientos de metros de un camino roto que hacemos a pie en compañía de un chaval que por allí se gana la vida.



 El chico que vende fósiles, pulseras y collares nos da la bienvenida y nos ofrece su guía por el lugar a cambio de nada. Nos acompaña hasta el punto más alto desde donde la vista es espectacular, nos señala los fósiles más grandes incrustados en grandes rocas y nos explica un poco de la historia del lugar.
Una compañía francamente agradable. 






Estos son los momentos más enriquecedores del viaje, conocer a la gente que se cruza en nuestro camino.
Ya en este punto y echando unas rápidas cuentas, es momento de ir volviendo a casa. 

 




Nos da el día para llegar a Midelt, donde haremos noche y compartiremos cena y desayuno con un variopinto grupo de viajeros mallorquines, italianos y australianos. Algo muy enriquecedor también.


Por la vía más rápida llegaremos a Tánger y por la tarde embarcaremos con destino Tarifa.


Llegamos a Algeciras donde tenemos hotel y cena con las típicas tapas de la zona.


¡Vuelve a ser Navidad!


Última jornada, un día duro, Algeciras-Barcelona, parando lo justo y necesario. Frío, viento y cansancio, no van a poder eclipsar los momentos vividos.


Si has llegado hasta aquí, gracias por la atención.

Saludos!!

Y para finalizar un resumen en imágenes.


2 comentarios:

jose L dijo...

👏👏👏👏👏 guapo, guapo, Enhorabuena por la crónica. Yo ya hace que no bajo y tengo muchas ganas de volver.

Julio Frances Breton dijo...

Gracias. Siempre hay ganas de volver.
Saludos !

Seguidores